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13 de enero de 2009

otra actitud

Ya hace varios días que quedó atrás el día de reyes y su tradicional rosca con sus respectivos muñequitos, o monos, o niños dios, o cualquier figura que se les ocurra a los panaderos locales. Y por su puesto no puede faltar la típica expectación por ver a quién le toca el muñeco y por lo tanto, quién se adjudica la tamaliza. Estos momentos previos se matizan entre el morbo y la incertidumbre, para estallar en diversos gritos y exprexiones al ser hallada la primer figura dentro de la rosca, sin pasar por alto el tono socarrón y de burla que llevan consigo por el agobio que causa el ser encargado de surtir de tamales a los presentes.
Sin embargo esto debe ser razón de regocijo, tomémoslo como signo de buena suerte y alegrémonos al ser los afortunados de descubrir el muñequito, e incluso deseémoslo justo antes de hacer el corte, que si es así, será un augurio de la buena fortuna que nos espera en el año.

Nota: no creo en la suerte (a menos que juegue lotería), pero en estos casos es divertido creer en ella

1 comentario:

Ana Paula Rivera dijo...

Ahh nada como la creación de supersticiones a conveniencia... está buena la tuya Lalocota, y le añadiría que la buena suerte se otorga si y sólo si cumplen con los obligados tamales.... yo hice ambos, así queee.. buena suerte a mí!