A veces basta con mirar unas sillas y una mesa, iluminadas por el sol, en el fondo de un pequeño patio para imaginar que todo está bien... aunque sea por un momento, a pesar de que el vendabal continúe allá afuera.
"...detenerse y arrancar y bruscamente clavar el freno y no salir nunca de la primera velocidad, del desencanto insultante de pasar una vez más de la primera al punto muerto, freno de pie, freno de mano, stop, y así otra vez y otra vez y otra."